Invitados ilustres acudieron a nuestra boda. Bueno, más que ilustres, lo mismo la palabra es "lustrosos", porque bien guapos que iban. Una muestra, mi hermana Mariola y Eugenio, con sus retoños, mis sobrinos Eugenio y Luna. Sin ellos, no habría sido lo mismo.

Y otros que también iban espectaculares, mi hermano Pedro, mi cuñada Mercedes y mi sobrina Andrea. Faltó el pequeño, Arturo, que se quedó cuidando de un matrimonio amigo... o al revés.

Por cierto, creo que ya os he contado que el día previo a la ceremonia hicimos una cena en el albergue del pueblo. Estuvo fenomenal y nos lo pasamos de miedo. Permitió que la gente se conociera antes del día en cuestión, creando un buen rollito que no os podéis ni imaginar. Aunque estos tres de la foto, el buen rollito lo llevan de siempre: mi hermana Mariola, mi madre y yo.