Muy buenas. El sábado estuvimos de despedida. No os penséis que fue una bacanal romana, una juerga antológica de las que hacen historia ni nada por el estilo. Nos fuimos a cenar Severo, Pedrito, Andrés y yo. Nos atendieron estupendamente en una restaurante de Tomelloso. Luego Seve se fue, porque las obligaciones de un padre no dejan trasnochar en exceso, por lo que parece. Y los demás nos tomamos unas copas (yo sólo dos) y recordamos viejos tiempos, anécdotas de juventud de esas que recordamos con los ojos mirando al infinito. Nos reímos. Y nos quejamos de la edad. En fin, plácida y agradable.
Ya quedan tan sólo 11 días para el "sí, quiero". No estamos nerviosos. Lo único que nos preocupa es que salga todo bien, –lógicamente–. Y por lo demás, con que la novia aparezca y me diga que sí, que vale, que me quiere y que se quiere casar... pues estupendo.
Ya os contaré. Un saludo o siete...
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